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DANTESCO. Aunque el adjetivo esté desgastado y desvirtuado por el abuso del que ha sido objeto por parte de periodistas y otros profesionales de la información que dicen llamarse comunicadores, (vocablo que lleva el mismo camino de ser vejado por los muchos proxenetas del lenguaje), lo cierto es que ha sido el más empleado para calificar y evaluar lo inefable.

Pero, ¿a caso nos queda otra herramienta que la palabra para expresar nuestra ira y nuestro dolor? Escribía Carlos Herrera, comunicador y cultivador de la palabra donde los haya, que para quienes no creen en la palabra ésta es poco más o menos que la caspa que se deposita en sus cobardes hombros. Ahora que los muertos todavía humean, quizás piensen que ha llegado el momento de las obras, del hacer, porque todo está tan redicho que suena a vacuo soniquete en nuestros oídos y más en quienes siguen empeñados en no escuchar al pueblo, quizás más sordos ellos que ponen las bombas que quienes las sufren en sus abiertas y desgarradas carnes.

Necesitamos una solución definitiva y global. El día catorce tenemos una cita con la urna. Símbolo y sinécdoque que transubstancia nuestra voluntad política en mandato para que nuestros representantes cumplan con su obligación de servicio. Así de simple y así de complicado cuando compruebo que desde la televisión, ese tótem que contemplamos una media de cuatro horas al día, se nos lanzan mensajes subliminales y subrepticios que representan visiones enfrentadas de la idea de España. ¿Se han fijado en el crespón negro que anida en la esquina de su televisor? Comenzó Canal Sur Uno y Dos como un gesto de duelo ante tamaña tragedia. A las pocas horas se unió a la iniciativa Televisión Española tanto en la Primera como en la Dos. Pero un lazo negro era poco ante semejante desgracia “N A C I O N A L” y no dudaron de colocar el crespón delante de la Bandera de España. Antena Tres Televisión, cadena privada de ámbito nacional que emite en abierto y con ideologías próximas al Partido Popular, no dudó en calcar el crespón con su correspondiente Bandera de España. Telecinco puso el crespón negro mas lo dejó huérfano de bandera. Hoy por la mañana. Tocaban cambios de estrategia y Telecinco coloca también una Bandera de España tras el lazo. Con Canal Plus, (que desconozco si ayer puso o no el crespón de marras) nos encontramos que hoy coloca el Crespón a secas. Pero el ciclo comienza de nuevo cuando nos encontramos que en Canal Sur 1 y 2 colocan otra Bandera, la de Andalucía, tras la Nacional pero desplazada hacia la parte inferior izquierda para que ambas, del mismo tamaño coexistan y flanqueen el crespón negro, que queda en el centro y en primera posición. Piensen en quiénes controlan cada cadena, en su ideología política, aten cabos y comprueben que estos comunicadores de la palabra como instrumento de verdad, vida y belleza nos cuelan sus filias y fobias aprovechando una pequeña parcelita de la pantalla de nuestro televisor. En la Era de la Teledemocracia asistimos a nuestra impostergable cita con la cruda realidad del terrorismo y a la miopía de quienes tienen el poder político y el poder mediático, hoy más que nunca, caras de una misma moneda.

Don Fernando Lázaro Carreter tuvo la suerte de dejarnos tan sólo unos días antes de esta barbarie. Gran perseguidor de gazapos y de quienes pisoteaban nuestro lenguaje con su lengua y con su pluma. Era el policía de la lengua española, o ¿hemos de decir castellana? Ni en eso nos ponemos de acuerdo. Lo cierto es que ya estaba muy mayor el hombre como para encima tener que haber cargado en sus espaldas su parte de este catafalco tan inútil como infame. Me alegro por el maestro y me pregunto qué hubiera opinado sobre tales gilipolleces subliminales y ridículas, maniqueístas y frívolas… Claro que lo mismo los Terroristas están tan sordos como yo ciego; y tal vez no son gigantes sino molinos. Lo mismo no todo está tan podrido y nos cabe una esperanza y el crespón negro torne a verde.

Tal vez podamos creer en las urnas y en el diálogo y en la democracia y en todas esas palabras que tan bien conocía Don Fernando; mientras tanto, asistamos frente a nuestro distribuidor de rayos catódicos a nuestra cita con lo ridículo, con lo extravagante, con lo irregular, con lo grosero y de mal gusto, con esa caspa televisiva que es símbolo de lo GROTESCO.