Aquí os escribo un cuento, espero q os guste 🙂
Un titiritero hacía una travesía en barco. Sus actores cabían en una caja de madera. El titiritero era un hombre feliz y siempre estaba de buen humor.
Como la travesía era larga, el capitán del barco le pidió que hiciera una representación para niños y mayores. El titiritero aceptó encantado.
La representación se llevó a cabo, y entre el público había un extraño joven. El titiritero se acercó al joven después de la actuación. Estuvieron hablando largo rato, y el titiritero le confesó al muchacho que sus sueño era ser director de una compañía real.
El muchacho tenía extraños poderes, e hizo que su deseo se cumpliera de manera misteriosa. A la mañana siguiente el titiritero comprobó que sus títeres habían cobrado vida y no paraban de protestar. Creía volverse loco con las exigencias de los actores principales y de los secundarios, y no era capaz de hace frente a una situación que por minutos se hacía más caótica.
Atormentado y triste, le pidió al muchacho que sus títeres volvieran a ser de trapo. Así ocurrió. El titiritero recuperó su alegría, y se hizo muy famoso en el mundo entero.
El deseo de ese titiritero no fue acertado. Y es que a veces no nos damos cuenta de que quizás ya hemos alcanzado la felicidad y no necesitamos nada más.